Audiometría
La audiometría sirve para medir el nivel de percepción auditiva, nos ayuda a medir cuánto escucha una persona.
¿Qué es una audiometría?
La Audiometría es el estudio estándar de oro para evaluar la audición en una persona; nos permite saber cuánto escucha una persona en términos de volumen, o sea, en decibeles (dB) y si está percibiendo adecuadamente todos los diferentes tonos del sonido, o sea las frecuencias (medidas en Hertz, Hz).
¿Cómo se hacen las audiometrías?
Con el fin de lograr el aislamiento del ruido ambiental y asegurar la objetividad en las mediciones, el paciente entra a una cabina sono-amortiguada y en ese entorno controlado, se le solicita que indique cuando detecte los sonidos que se envían desde el audiómetro. De esta manera podemos registrar los umbrales auditivos, es decir, la intensidad más pequeña de sonido que una persona puede percibir. Así es como se mide la audición.
Las audiometrías requieren de la cooperación del paciente y hay diferentes versiones dependiendo de la edad.
Audiometría para adultos
Al paciente se le colocan unos audífonos por donde escuchará los sonidos, y recibe un indicador manual que presiona cada vez que “escucha” un sonido. Una vez que el paciente identificó los estímulos, se va bajando discretamente la intensidad (dB), para encontrar el umbral en cada uno de los tonos (Hz) de la audiometría.
Audiometría condicionada por juego (en niños de 2.5 años en adelante)
Las evaluaciones en niños pequeños suelen hacerse a través del juego. El paciente deberá tener audífonos y “jugando” se le entrena para que nos indique cada vez que escucha un sonido. Por ejemplo, “cada vez que escuches un ruidito, debes poner un huevo dentro de la canasta”. Para esta modalidad de audiometría se requiere que el niño tenga periodos de atención suficientes para jugar una actividad completa, que pueda aprender indicaciones sencillas, y sobre todo, que quiera hacerlo; aunque siempre tenemos “truquitos” para conquistarlos 😉
Audiometría con reforzamiento visual en niños de 6 meses a 2.5 años
Cuando los niños son demasiado pequeños, o cuando coexiste algún otro tipo de discapacidad motora o intelectual, la información de la conducta auditiva se obtiene mediante un condicionamiento visual al estilo Pavlov.
Mientras el niño o niña está entretenid@ viendo a algún juguete en frente, se le manda un estímulo sonoro y al mismo tiempo, un estímulo visual. La idea es que después de varias repeticiones, el niño “comprenda” que cada vez que hay un sonido, también se enciende la pantalla con caricaturas. Ya que está condicionado, lo que se espera es que cuando “escuche algo”, volteé a buscar la pantalla con caricaturas. En el momento en el que el paciente se anticipa al estímulo visual, se considera como una respuesta al sonido, y entonces se procede a buscar los “Umbrales auditivos”, es decir, los sonidos más pequeñitos que el niño es capaz de percibir.
Para hacer este estudio a veces se requieren varias sesiones, porque no siempre se logra encontrar los umbrales a todas las frecuencias de sonidos. Y aunque es un estudio subjetivo (porque depende de la cooperación del paciente), la información que se obtiene es muy valiosa para la integración de un diagnóstico audiológico preciso.
La edad en la que se puede empezar a intentar este tipo de audiometría, es cuando el niño logra sentarse solo, es decir, cuando tiene control motor de tronco, y eso sucede aproximadamente a los 6 meses de edad.
Audiometría por observación del comportamiento en niños de 0 a 6 meses
La estimulación sonora se realiza a través de bocinas colocadas de manera estratégica dentro de la cabina sonoamortiguada, y se buscan cambios fisiológicos en el niño, por ejemplo: cambios en la frecuencia de la succión, es decir, acelera o disminuye el chupeteo del biberón o la mama ante la presencia del estímulo sonoro; o bien, se despierta si está dormido, o incluso puede hacer reflejo de Moro.